viernes, 25 de noviembre de 2011

POESÍAS PARA GRANDES Y CHICOS

 ronda

LAS PALABRAS deGianni Rodari


Tenemos palabras para vender,

Palabras para comprar,

Palabras para hacer palabras.

Busquemos juntos palabras para pensar.

Tenemos palabras para fingir,

Palabras para lastimar,

Palabras para hacer cosquillas.

Busquemos juntos palabras para amar.

Tenemos palabras para llorar,

Palabras para callar,

Palabras para hacer ruido.

Busquemos juntos palabras para hablar.




Las garzas, de Ricardo Miró

Las garzas me enloquecen... Su blancura,
su mudez, el dolor que las aqueja,
me empujan a quererlas con ternura...
Yo tengo la infinita desventura
de amar lo que se va, lo que se aleja...

Pero yo amo las garzas porque existe
un amable recuerdo en mi memoria...
Es el tuyo: tú fuiste blanca y triste,
y volando, en silencio, te perdiste,
en el cielo sin nubes de mi historia.




La rosa de Federico G Lorca
Cuando se abre en la mañana,
roja como sangre está.
El rocío no la toca
porque se teme quemar.


Abierta en el mediodía
es dura como el coral.
El sol se asoma a los vidrios
para verla relumbrar.


Cuando en las ramas empiezan
los pájaros a cantar
y se desmaya la tarde
en las violetas del mar,
se pone blanca, con blanco
de una mejilla de sal.


Y cuando toca la noche
blanco cuerno de metal
y las estrellas avanzan
mientras los aires se van,
en la raya de lo oscuro,
se comienza a deshoja.





De Silvia Schujer


PLANTÉ UNA BIROME
CRECIÓ UNA PALABRA
FLORECIÓ LA TARDE
¡ABRACADABRA!
LA REGUÉ CON AGUA
DE MI REGADERA
DESBORDABA TINTA
COMO ENREDADERA.
FUE UN DÍA DE OTOÑO
QUE SE DESHOJÓ
UN ABRACADABRA
DE ESTE CORAZÓN.
Y EMPECÉ DE NUEVO
CON LA LAPICERA
A ESCARBAR LA TIERRA
DE MI PRIMAVERA.


Sobre el amor, de Pablo de Jerica
Tener con una idea
la mente divertida;
sentir su alama oprimida
con un grato dolor;
mirar a cada instante
su amado bien presente,
es eso cabalmente
lo que se llama amor




LA GUITARRA, de Federico García Lorca
Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil
callarla.
Es imposible
callarla
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.


































sapito glo glo glo


Sobre el amor, de Pablo de Jerica

Reñir y hacer las paces,
volver a reñir luego,
mas no encontrar sosiego
hasta querer mejor;
y hallar en tiernos lazos
el premio apetecido
esto es y siempre ha sido
lo que se llama amor.




galinna ponedora

















iremos a la montana 





EL LIMONERO DE ANTONIO MACHADO


El limonero lánguido suspende
una pálida rama polvorienta
sobre el encanto de la fuente limpia,
y allá en el fondo
sueñan los frutos de oro…
Es una tarde clara, casi de primavera,
tibia tarde de marzo,
que el hálito de abril cercano lleva;
y estoy solo, en el patio silencioso,
buscando una ilusión cándida y vieja:
alguna sombra sobre el blanco muro,
algún recuerdo, en el pretil de piedra
de la fuente dormido, o, en el aire,
algún vagar de túnica ligera.
En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazón: espera.
Ese aroma que evoca los fantasmas
de las fragancias vírgenes y muertas.
Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de primavera,
tarde sin flores, cuando me traías
el buen perfume de la hierbabuena
y de la buena albahaca
que tenía mi madre en sus macetas.
Que tú me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente sueñan…
Sí, te conozco, tarde alegre y clara,
casi de primavera.

 tijera


 la silla





Poema de la despedida,de José Ángel Buesa
Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.





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